26 de septiembre de 2020

Cómo diseñar tus propios amigurumis: claves para hacer muñecos tejidos



La que teje no teje por tejer.

Existe en quien teje la necesidad de crear algo propio, nuevo, original y no simplemente re-crearlo, repetirlo. 

Quien quiere tener un hijo no quiere que sea igual al de otra persona. Quiere el suyo propio y es ese hijo, por ser de uno que es perfecto y nos sentimos orgullosas.

Ya dirá alguna que un hijo no es un muñeco. Es verdad. Pero a veces los muñecos, como creaciones nuestras heredan nuestros rasgos, reciben nuestra esencia. Parte de nosotras está en ellos y son una extensión de nuestra personalidad.

Por eso aunque sea un patrón comprado, la que teje un amigurumi, bien sea la tía que teje un osito a su sobrino o la abuela que le hace una muñeca a su primera nieta, escoge su propia combinación de colores, usa su lana favorita y lo decora a su gusto. Lo personaliza.

El patrón se convierte en una guía, en un esqueleto a ser llenado con la creatividad de quien lo teje.

Si te ha pasado esto, puede que dentro de tí haya una talentosa diseñadora de amigurumis y muñecos tejidos, pero como la mayoría, no te hayas dedicado a explotar tu propia energía creativa. Yo tampoco,  pero me intriga cómo ocurre el misterioso proceso de diseño de muñecos tejidos, proceso que han dominado muchas diseñadoras de amigurumis y muñecos tejidos de todos el mundo.

He encontrado que ese proceso de diseño pasa por al menos 5 claves que te comparto aquí. 


INSPIRARSE

Diseñar un muñeco es un proceso creativo y artístico. Necesitas un mood. Si la inspiración te falta, de qué te sirve hacer un patrón como autómata? Tu muñeco necesita personalidad, necesita esa identidad que lo hará especial y único.

Para inspirarte puedes recurrir a muñecos elaborados por otras tejedoras. Imágenes hay muchas en toda la web, especialmente en redes: Pinterest es una excelente opción, así como Instagram. Todo lo que sea visual sirve. Guarda las imágenes que te gusten y haz tu propio moodboard a donde puedas acudir para repasar las cosas que te han llamado la atención. A mi me sirve tener moodboards por temáticas: uno para animales y otro para muñecas, otro para juguetes, otro para personajes, etc.

Pero no necesariamente tienes que basarte en algo previamente tejido. Las caricaturas, o dibujitos, incluso películas de dibujos animados sirven. También ayuda observar animales reales o personas. Si quieres hacer un amigurumi de un perrito observa tu mascota. Seguro detectarás en él detalles que una caricatura o un personaje no captó. Puedes imaginarte cómo se vería ese algo si fuera tejido.

Muchas personas creen que copiar es inspirarse. Pero copiar un patrón de otro, modificándole apenas algún detallito es parte de la repetición. No es un producto original, es una copia y se nota. El osito de Esperanza Rosas, los animales de Pica-Pau, las muñecas de Jean Greenhowe, los conejitos de Julie Williams, tienen una identidad particular en todas sus producciones.


DIBUJAR

Ten en cuenta que la inspiración solo te impulsa, hace falta pasar de la inmaterialidad de la idea a la materialidad. O sea, antes de llegar a las agujas se pasa por el papel. 

Haz un esquema general de lo que quieres obtener. Solo un esbozo o varios esbozos. Feos, no importa que no sepas dibujar. Aquí tu cerebro da el primer paso para darle forma a tu muñeco. Lo importante es que atrapes tu imagen mental en el papel. Las ideas vuelan. Si no las dibujas se te pueden escapar.  

Creo que una de las claves de un buen muñeco es la simetría. Conseguirla requiere saber exactamente donde aumentar y dónde disminuir para que las piezas queden proporcionadas. El dibujo nos ayuda a visualizar esto. 

Necesitas concretarla en el plano de dos dimensiones para luego entrar en la tridimensionalidad.  

Trata de dibujar varios ángulos del mismo muñeco porque tu siguiente reto será darle volumen. Luego puedes hacer un dibujo mejor acabado y de tamaño más real para comparar con tu primer prototipo.

Exagera. Si no se trata de un muñeco realista, sirve mucho exagerar características que resalten en tu muñeco. Exagera el largo de las piernas, ponle los ojos bien juntos como puntitos, haz que tenga una panzota o un cuerpo muy chiquito.

No pierdas de vista que los muñecos son tridimensionales. Parece obvio, pero no te creas. La verdadera dificultad de un amigurumi es poder pasar de 2 dimensiones del papel a  un objeto real con volumen y todas sus tres dimensiones. 

Nunca he explorado hacer moldería de muñecos, pero ya que existe moldería para muñecos de tela, puede que sea una opción útil. Si lo haces, cuéntame.


EXPERIMENTAR

En mi opinión esta es la parte más difícil porque la realidad es que por lo general hay que matarse haciendo pruebas. En hacer un prototipo tras otro se pasa buena  parte del proceso de diseño. 

La experimentación es la que te confirma si vas bien o mal. Es ensayo y error.

Transcúrrela sabiendo que no te va a salir excelente a la primera. O sí! Hay patones que salen fáciles de una. Pero no es lo común. 

Es importante mentalizarse de que esta es simplemente una fase del proceso. Esa fase parece eterna, pero en algún punto se logra el resultado deseado y esta tortura de idas y venidas termina. Hay que tener persistencia y no tirar la toalla.

Y probar y probar y estar dispuesto a deshacer y deshacer.

Sospecho que debe haber una forma menos experimental de conseguir las formas deseadas desde el inicio. Y me parece que puede tener que ver con un asunto matemático de tamaños y aumentos, pero no estoy segura cómo hacerlo todavía. Me pregunto si será posible reemplazar el empirismo tejeril por algún tipo de teoría del amigurumi, ciencia del tejido 3D, knitting construction o algo parecido.

Me cuesta creer que no haya un programa o software especial para esta tarea. Si lo conoces, por favor ilumínanos con tu sabiduría.

Dado que esta etapa es la de los errores, también es la etapa de la frustración. Respira profundo y sigue adelante. Una forma de lidiar con esto es ir por partes. No pretender hacer todo el muñeco completo de una vez. Di simplemente: "hoy hago la cabeza" y no te pares hasta terminarla.

Yo creo que la experimentación no solo tiene que ver con la construcción del muñeco en sí, sino también con el empleo de técnicas de tejido diferentes. Eso no solo enriquece el producto final sino que te enseña habilidades nuevas: una nueva forma de hacer aumentos, o de hacer vueltas cortas o de montar los puntos pueden tener un efecto distinto al tradicional.


REGISTRAR

Lleva registro de todos los pasos de tu patrón. Anota cuántos, puntos, hileras, aumentos, etc., anota todo paso por paso. La memoria es frágil, no te descuides.

A mi me gusta anotar con bolígrafo en un cuadernito donde tengo dibujos y rayones. Tacho, sobre escribo y pongo flechas. No le presto mucho cuidado a que me quede bonito, porque en el momento en que tejes lo que no quieres es perder el hilo de lo que estás haciendo.

Escribe cada versión o prototipo. 

Confieso que me da flojera escribirlo en la computadora, pero he notado que hacerlo me obliga a poner todas las ideas en orden para poder repetirlo más adelante. Además, una vez que el patrón está más pulido, los últimos prototipos de tu amigurumi va a tener solamente pequeños cambios. Hacerlo en la computadora te permite copiar y pegar y modificar solo los cambios necesarios.
 
He intentado transcribir uno que otro después de mucho tiempo y la verdad que en ocasiones no entiendo lo que escribí. Mejor pasarlo en limpio apenas lo tengas terminado.

Anota. Anota.


PERFECCIONAR

Ya tienes tu muñeco original elaborado. Ahora viene la etapa de pulir el patrón. Este punto depende mucho tu necesidad de que quede perfecto y de la cantidad de prototipos que estés dispuesta a hacer.

Una de las cosas que hace que un diseño sea un éxito, es poder reproducirlo siempre igual, o sea, debes ser capaz de obtener el mismo resultado siguiendo los mismos pasos. Esa es la clave porque asegura control de todas las variables y habla de la calidad del patrón.

Si tu intención es vender el patrón, te sugiero que lo revises bien. Puedes probar con un grupo de testers en Ravelry que te ayudan a "probar" el patrón para asegurarte que no tiene ningún error y que es reproducible.

Yo creo que las 2 partes críticas son la inspiración y la experimentación. Los otros pasos (dibujo, anotación y perfeccionamiento) son actividades de soporte. Dedícale tiempo a esas 2 primarias.

Que tu muñeco quede perfecto también depende de tu conocimiento de técnicas y de tu propia habilidad. A mí me encantaría ser una extraordinaria tejedora de muñecos y juguetes y sé que se puede lograr porque he visto muchas personas con muñecos y diseños extraordinarios. Ellos también pasaron por su propio proceso de perfeccionamiento: en algún punto no sabían ni cómo agarrar las agujas. Pero su práctica y tiempo dedicados los han hecho hacer las cosas que hacen hoy. La pregunta no es si podemos hacer lo mismo, la pregunta es es ¿Cuánto estamos dispuestos nosotros a invertir en desarrollar esta habilidad?

Como en todas las cosas de la vida, empieza de a poco. Para tu primer diseño escoge algo simple. No te embarques en un proyecto hiper complejo del que te desanimes rápido.

Un proyecto simple te permite manejar cada etapa con mayor comodidad, evitando grandes frustraciones y te da la satisfacción de poder concluir un patrón diseñado por ti. Esa sensación de logro fácil te provee de satisfacción rápida, lo cual a su vez te anima a probar con otras opciones más complejas.

Por mi parte, seguiré observando mi propio proceso y estaré atenta para aprender más sobre la forma de diseñar amigurumis y muñecos tejidos.

Tú, ¿Cómo haces para diseñar tus amigurumis? ¿Cuál crees que es el secreto para diseñar los amigurumis y muñecos tejidos más lindos? y ¿Qué puede hacer más fácil el proceso de diseño de un muñeco tejido?  

21 de marzo de 2020

Tejer en tiempos de coronavirus



Y la gente se quedó en casa.
Y ovilló madejas y vió tutoriales.
Y tejió y descansó.
E hizo calcetines y se los probó.
Y aprendió nuevas formas de tejer.
Y no se detuvo.

Y escuchó podcasts más profundamente.
Alguno crocheteaba.
Alguno montaba.
Alguno remataba.
Alguno se encontró con sus gorros a medio hacer.
Y la gente empezó a tejer de forma diferente.

Y la gente los terminó.
Y en ausencia de personas que te interrumpieran de manera ignorante.
Peligrosos. Sin sentido y sin corazón.
Incluso los proyectos se comenzaron a terminar.

Y cuando el peligro terminó.
Y la gente se encontró de nuevo.
Lloraron por los errores hechos. 
Y buscaron nuevos patrones.
Y soñaron nuevos puntos.
Y crearon nuevas formas de tejer la vida.
Y sanaron la tierra completamente.
Tal y como ellos fueron curados.

(Adaptación del poema atribuido a Kitty O'Meara).


Es obvio cómo el poema original resuena en todos nosotros en estos tiempos de pandemia por coronavirus. 

Ah!! Que tiempos éstos los que estamos tejiendo. Qué tiempos difíciles se nos vienen...

Las ironías de la vida... tanto quejarnos por no tener más tiempo para tejer, y ahora quién sabe si no preferiríamos no tener tiempo pero que las circunstancias fueran otras....

Lo primero que pensé cuando la cuarentena era inminente es si iba a tener suficiente lana para sobrellevar el aislamiento.

Qué vergüenza. En lugar de pensar en la comida o en los medicamentos, pensé primero en lana.

Claro está, inmediatamente uno recobra la razón y establece las prioridades como corresponde. Pero es así. Me pasó. A que no fui la única, ah?

La verdad es que conociéndonos, creo que un ovillo y unas agujas nuevas nos quitan el hambre y nos alivian cualquier malestar.

Con el bombardeo de malas noticias, una más calamitosa que la otra, el segundo ataque de pánico que me dió fue cuando pensé ¿me voy a morir yo? ¿estaré dentro de los que no van a sobrevivir?

Y nuevamente, ¿qué pensamiento se me vino a la cabeza? Pues que no iba a tejer todo lo que tenía planeado si me moría. Y si me moría ¿qué pasaría con mis agujas favoritas y mis proyectos a medio terminar? Me di cuenta que no tengo apego emocional con otros objetos, con mi casa o con el dinero.

Ahora, ¿Cómo puede ser que ante la posibilidad de la muerte uno piense en estas cosas? Eso es estar enferma, no creen? No de coronavirus, pero loca al fin. Disfuncional total.

Cuánta ansiedad.

Por otro lado, todo esto me hace reflexionar que tejer me hace tan tan feliz... Me motiva, me da paz, me serena, me encanta! Y al parecer es justamente eso lo que dejo para después, lo que tengo como hobby, lo que hago cuando me sobra tiempo.

Y hoy, este coronavirus me dice que posiblemente no tenga tanto tiempo.

Hay quienes viven a través de la cocina, otros a través de la música, otros se energizan haciendo dinero. Cada quien tiene algo por lo que vibra. Crear cosas con el tejido y la lana es lo que me gusta a mí.

Espero que esto pase y goce de una segunda oportunidad para priorizar las cosas. Será bueno reflexionar sobre esto. Tengo tiempo, al menos en cuarentena

Cuídense mucho.



7 de febrero de 2020

Las muñecas de trapo, curruchá curruchá

Las muñecas de trapo son feas. Son tan feas que son lindas.

Si una muñeca de trapo es muy linda y perfecta, es fea, pierde la gracia. 


En Venezuela, las muñecas de trapo en general, al menos esas con las que yo jugaba de chiquita, eran negras y les llaman "negritas". Creo que se debe a que en Venezuela todos tenemos color. Yo recuerdo escuchar decir: "aquí todos tenemos una abuela en África", cuando alguno quería hacerse pasar por rubio.

Allá ser negro no es un problema. Ser negro es un poco como somos todos y ni nos avergüenza ni nos acompleja ni nos sentimos insultados o discriminados. 

Nos decimos "negro", "negrito" "negrita" y no es una ofensa.  De hecho lo decimos de cariño. Decirle a alguien "mi negro", "negrita linda" es muy común y hasta es símbolo de afecto.

Cuando pienso en negritas, mi cabeza canta "Curruchá", esta canción folclórica que popularizó  Jesús Sevillano y que escuché tanto cuando era chiquita, tal vez porque a mi mamá le gustaba mucho el Quintento Contrapunto y lo ponía mientras hacía los quehaceres de la casa.




Es un ritmo muy rápido. Si no entendieron nada, aquí dejo la letra:

Curruchá
(Juan Bautista Plaza)

A mi negra la quiero y la quiero
más que a la cotiza que llevo en el pie.
A mi negra la quiero y la quiero
más que a la tinaja cuando tengo sed.
A mi negra la quiero y la quiero
más que a mi chinchorro que me hace soñar,
más que al penco alazán que en el pueblo
mil lazos coleando me ha hecho ganar.

Cuando baila mi negra un joropo
a mí me zapatea por dentro de mí,
al compás de puntera y talón,
y al compás de la quirpa sin fin
con qué gracia menea la cadera
mi negra que me hace perder la razón,
curruchá, con qué gracia menea la cadera,
ay, mi negra que me hace perder la razón.

Si a mi negra la miro en los ojos
se pone más roja que el paraguatá
cuya flor es incendio del bosque,
y está haciendo abeja licor de panal.
Si me rozo con ella en el baile
me sube al cogote un inmenso calor
pues su hornalla y trapicha es mi negra
que vuelve ceniza mi leño de amor.

cotiza = alpargata
quirpa = variedad de joropo
paraguatá = árbol cuyas hojas se tornan de un color rojo intenso en cierta época del año

En internet hay muñecas de trapo (negritas) muy feas o sea, muy lindas. 

Están hechas de retasos de tela y de elementos reciclados. Las muñequeras, es decir las señoras que las fabrican, muchas veces las hacen sin patrón y se guían por lo que les de la tela. Las visten con colores fuertes y contrastantes. Les ponen pañuelos en la cabeza y vestidos muy llamativos. 

Esta es una negrita venezolana, hecha en el estado Lara:

Negrita de Nelly Alvarado
https://rafaeluzcategui.wordpress.com/2012/08/13/las-munecas-de-nelly-alvarado/

Negrita de trapo venezolana
 https://albaciudad.org/2015/06/en-fotos-munecas-de-trapo-tradicionales-se-exponen-en-la-colonia-tovar/

Pero la tradición de estas muñecas de trapo y de  las negritas encuentra en otras partes del mundo. Estas por ejemplo, son del sur de EE.UU.


Fuente: Pinterest


Fuente: Pintererst


Y éstas se llaman muñecas Abayomi y son de Brasil. Tienen un significado muy especial porque las hacían las esclavas para calmar a sus hijos cuando los separaban de ellas. Las hacían con partes de sus vestidos, que se rasgaban para consolarlos y que no se sintieran solos.

Muñeca Abayomi, de Brasil
https://oifuturo.org.br/evento/confeccao-de-bonecas-abayomi/
Abrazables no tiene muñecas de trapo porque yo de costura, nada.

Pero tengo una versión tejida de muñeca de trapo. Esta es mi negrita cumbá cumbá (Negra cumbá cumbá es otra canción!):

Negrita tejida a dos agujas


¿Qué apellido le ponemos? Me parece que esta niña no podrá tener otro apellido que no sea Prieto.

Y para terminar una nota de "color": en Venezuela, lo contrario a "negro" es "catire". Sí, un catire es una persona rubia. He aquí mi gata, que se llama Catira, con mi negrita:

Muñeca negrita tejida

El patrón de Prieto está en elaboración y lo tendré listo muy pronto! 


31 de enero de 2020

Como una oveja

Carece mi cuello de esbeltez
y mi sombra de gracia.
No giro mi cabeza a lo alto
¿acaso tiene pasturas el cielo?
Si los árboles tuvieran algo
interesante que ofrecer
¿no tenderían su follaje sobre el suelo?
El interés de los árboles radica en su sombra.
Pasto y agua me bastan.
Tal vez no soy feliz pero
¿quién desea aquello que le es desconocido?
El frío no es mi enemigo.
Yo tengo abrigo natural.
Al ataque y a la ofensa no me opongo.
La palabra resistencia
no tiene para mí significado.
Soy oveja. El cerdo patalea y chilla.
No mi estirpe.
Soy la heredera del silencio y del aguante.
Si hay sombra me protejo,
si no la hay no pido un abanico.
No arrastro tristezas.
Me alegro si encuentro agua
y es un festín una pastura nueva.
No exijo caricias ni las doy.
Si lidero una fila no pienso en el camino
y está lejos de mi intención
apurar el paso o retardarlo.
Sé que todas llevarán mi ritmo
pero no me desvelo por ello.
Si voy entre el montón no me preocupo
adónde nos conduce la señera.
Ni envidio su posición ni me retardo.
Soy simplemente oveja.
No sirvo para circos
no está en mi carácter
divertir a nadie.
No me interesa parecer inteligente
ni me propongo complacer.
Si me cae el sol de plano
lo recibo.
Si he de mojarme
lo acepto.
Si viene el lobo
es mi destino.
De vieja no he de morir,
sencillamente.

Teresa de Jesús


Este es un poema de Teresa de Jesús, publicado en escritores.cl (https://www.escritores.cl/base.php?f1=varios/poemas_semana/Teresa.htm) que me tropecé en internet.

Lo reproduje acá porque bueno, habla de ovejas. Y porque me hizo pensar: ¿qué hay de bueno en ser como una oveja? O mejor dicho, qué tiene de malo.



Recordé una conferencia de Fred Kofman que relata el cuento del tigre y la oveja (https://newmedia.ufm.edu/video/vida-libertad-y-conciencia/). Él dice que en la vida hay que ser un tigre. No actuar como rebaños, sino asumir responsabilidades, tomar decisiones sin miedo y conducir ferozmente las acciones de tu vida. Sí, tiene razón.

Es común que desde chiquitos nos animen a ser tigres y no ovejas. A quién no le dijeron de adolescente: "Si tus amigos se lanzan por un puente, tu te lanzas también?".

Pero hoy reivindico a las ovejas. Hoy quiero rescatar esa virtud que describe el poema acerca de su docilidad ante al vida y su natural renuncia al conflicto, el estrés y la dominación. Esa serenidad con la que vive desconectada de la ansiedad del mundo. La oveja no tiene necesidad de pelear por nada.

Imagino cómo sería la vida sin batallar por tener un lugar en la multitud, sin tener que luchar por conseguir un trabajo, convencer a un cliente para lograr una venta, tener la razón, ganar una discusión... 

Ganar esas contiendas de la vida me agota. Cómo me agota.

Sigo pensando en la oveja del poema y llego a la conclusión de que he sido bastante feliz siendo como una de ellas. Me he sentido en paz... Sí, en este punto ya no tengo tanto interés por tener la razón y no tengo ganas de liderar nada en la vida, salvo mi vida misma. 

No se trata de ser mediocres o indiferentes o resignarnos a lo que venga. Nada que ver el conformismo. Pero hace bien en este mundo competitivo y exigente de "ganas o pierdes", "vives o mueres", no ir contra la corriente, abandonar un poco la oposición y la confrontación. Se trata, creo yo de aceptar y fluir. Vivir y dejar vivir. Creo que nunca he sido tan feliz como cuando he sido oveja. 

Cuando mi vida era simple, como cuando era niña, que no tenía nada y lo tenía todo. No esperaba más que jugar en el patio con mis hermanos y mis muñecas hechas de trapo.

Ser oveja me ha enseñado que soy capaz de superar todo, sin luchar pero con la fuerza interna de la aceptación. Y que el miedo a no tener el control es engañoso. Materialmente necesitamos menos y somos capaces de adaptarnos a las situaciones más difíciles.

Yo soy migrante y eso me ha enseñado también a ser una oveja, confundirme con el rebaño, ser dócil y no imponer nada a nadie. Una oveja viajera!

Este no será el post más tejeril, pero hoy como la oveja, no me desvelo por ello. Y como la oveja al ataque y a la ofensa no me opongo. Hoy soy simplemente oveja. 

Beeee....!




12 de enero de 2020

Pies fríos y calcetines a medida

Mi mamá sufre de frío.

Bueno, a su edad sufre de muchas cosas: de la circulación, de la tiroides, del azúcar. Pero no fue por nada de esto sino por su linfedema que me lancé aprender a tejer medias.

El linfedema es una inflamación que se le produce en las piernas producto de una mal praxis médica en la que le extirparon sin necesidad los ganglios linfáticos. A partir de entonces, su sistema linfático no funciona bien y la inflamación es tan grande que se le han deformado las piernas y pies.

Eso le impide caminar bien. Y además, se le dificulta conseguir calzado apropiado porque el pie no le entra en casi ningún tipo de zapato, zapatilla o sandalia. Las que le van mejor son las Crocs, pero no le proporcionan mucha estabilidad.

Así como no consigue calzado, tampoco encuentra medias que le queden. La mayoría le aprietan o no le entran. Por esa razón no puede colocarse las medias de compresión que le mandó el médico.

Y aunque lo mío son más los muñecos, querer ayudarla me llevo a aprender a tejer medias. En la Isla de Margarita, donde ella vivía  no las necesitaba porque es pleno Caribe y hace calor. Pero ahora que se mudó a Buenos Aires.... mmmm es otra cosa. Venir de un país tropical al  sur del continente, le pegó!

Los mostaza y los grises son los de mi mamá. Los matizados son los míos.

Tejer medias tiene su detalle. Pero tejer calcetines a medida para una persona con linfedema ya necesita más atención, es un trabajo muy a la medida. Por eso no me servía ningún patrón estándar. Tuve que hacer varias pruebas hasta dar con el patrón y las medidas para mi mamá.

Aún estoy probando y testeando.

Por el momento me está yendo bien con el método "afterthought heel" o talón de última hora que aprendí con un video de Belén de Tejer en Inglés.

Estas vacaciones empecé otro par, uno para mí, con una lana matizada en rosado, naranja, blanco, turquesa y verde grisáceo. Esta vez con elástico en la parte delantera.

En la foto se ve la diferencia de proporciones del calcetín de mi mamá (el mostaza y el gris) Vs el mío, que aunque soy talle 38 se ve chiquito al lado del de ella...

Seguiré probando. Quiero experimentar las vueltas cortas alemanas y dar con la lana perfecta (la que tiene un poco de nylon en su composición).  Mientras tanto seguiré practicando y aprendiendo.












2 de enero de 2020

Tejer más con la cabeza que con las manos



Es irónico que las vacaciones sean el mejor momento del año para trabajar. Quién lo diría! Es lo que me pasa cada año, cada vacación. Lo bueno es que es para trabajar en lo que uno más disfruta: tejer. Y tejer así no es un trabajo, no?

Este año me fui super preparada: El fin de semana anterior al viaje fui a comprar lanas. Creo que se me pasó la mano, me compré lanas como para tejer todo el año. Tenía mucho tiempo sin ir a la Av. Scalabrini Ortiz y me desquité: me dije a mí misma: Mi misma, tu te lo mereces. Y así fue como me di permiso para comprar de todo.

Empecé a tejer unas medias. Hasta ahí no más. WIP
Lo cierto es que este año no fuimos a mi querida Córdoba. Fuimos a la playa, específicamente a Las Gaviotas, en la costa atlántica argentina, entre Mar Azul y Mar de las Pampas. No es que no me guste el mar, pero si me pones a escoger, me quedo con el río.

Mis lanas y agujas viajaron conmigo y lo que creí que iba a ser un maratón tejeril, se convirtió en un maratón patronil. Escribí el patrón para el Granny Gnome. Pero no solo lo escribí, es que lo ideé en mi cabeza, en dibujos, hice 4 gnomos de prueba, armé el patrón, lo traduje al inglés, hice los gráficos, tomé fotos, en fin. 

Uff! Yo había hecho patrones antes, pero creo que no me había esmerado tanto como ahora. Qué trabajón que tienen! Ya no me quejo más de tener que pagar por un patrón en internet. 


Tuve compañía felina durante buena parte del tiempo. Los gatos tienen afinidad por las brujas y las lanas. Aquí pillé a mi amigo bostezando:



La verdad es que no tuve verdadero descanso, de ese que uno tiene cuando se echa en la arena y se relaja y duerme y come y no hace nada. Yo hice de todo. Y sin embargo, me quedé con la sensación de no haber tejido todo lo que quise. Porque claro, regresé con el montonazo de lanas que me llevé. Uno teje más con la cabeza que con las manos!


Pues sí. Estas vacaciones tejí granny gnomes a lo bestia. Y escribí su patrón. Pero las manos no me dieron para más, aunque tengo la cabeza llena de nuevos proyectos.

¿Habrá que esperar a las próximas vacaciones tejeriles? 

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